sábado, 11 de septiembre de 2010

Si mi abuela no hubiera muerto...

..todavía viviría... Ah, qué frasecita, ¿no? Pero salió a colación en una reunión y me puso a pensar en la abuela y en lo que pensaría del mundo de hoy si todavía viviera. Mi abuela era una mujer tradicional, como toda mujer de principios del siglo pasado.
Centrada en su casa, en su familia, bajo el mando de un hombre, mi abuelo, que era estricto pero un gran "vacilador" como decía mamá. El caso es que hoy voy a escribirle una carta a la abuela para ponerla al día:
Fíjate abuela que soy tu nieta menor. Ya paso de los 40 y vivo sola desde hace muchos años. Sí, sola, en una casa completita para mí. No tengo hijos, trabajo fuera de casa, manejo un auto y a veces llego a casa de madrugada, sin tener que pedir permiso... ¡Qué tal!
La prima Julia es gay, homosexual o lesbiana... Supongo que no tienes idea de lo que eso significa, porque en tus tiempos les decían generalmente de maneras más feas y siempre se les nombraba en secreto... Algo parecido a la vecina aquella, a quien apodaban "la baronesa"... ¡Ah, qué lindo eufemismo! El caso es que Julia vive con su pareja, Graciela, y los hijos de ésta… Ya nadie se espanta ni secretea eso, aunque los chismes y las malas lenguas, como les llamaban, esas siguen vigentes. Bueno, pero ahora hasta hay reglas para las convivencias formales entre dos personas del mismo sexo. “Se descubrió” que no era enfermedad ni desviación, aunque la Iglesia insiste en que sí… Pero ya ves que, como cuenta mamá, tú  misma criticabas a la Iglesia porque algunos conceptos que te parecían injustos.
Ay, abuela, si vieras cómo “avanzaron” las cosas. Son pocas mujeres las que pasan el día cocinando o  lavando.  Ahora trabajamos para pagarle a otra que lo haga. Buen avance, ahora no nos cansamos en casa, sino fuera de ella, la mayoría trabaja para tener una casa linda… a la que generalmente sólo llega uno a dormir tras estar fuera prácticamente todo el día… Ah, pero qué linda se ve y se puede presumir a la hora de recibir amigos, cuando la incesante rutina de trabajo lo permite.
 Creo que nuestra familia es un tanto atípica porque mis hermanas siguen cocinando las recetas que nos dejaste, pero la mayoría de las amas de casa compra en “cocinas económicas” (otro lindo eufemismo). Y como te decía, ya no se cansan en el trajín casero, pero hay que ver como corren todo el día y siempre están cansadas. Eso sí, casi todas las que conozco tienen automóviles en los que van de un lado a otro entre un mar de vehículos que acaban con la paciencia del más santo. La ciudad creció muchísimo. Ahora aquí hay edificios altotes como te contaba mi abuelo que vio en la ciudad de México. Hay clínicas enormes, que no se traducen en atención para muchos, sino para unos cuantos que pueden pagarlas y por eso todos trabajan sin descanso. Ya ni existen aquellos médicos familiares que estaban pendientes de sus pacientes, los visitaban en sus casas y se hacían amigos para siempre de la familia. Ya no… Te asustarías de saber lo que cobran por los pocos minutos que dedican a cada paciente en consultorios lujosos que, obvio, le cuesta muchísimo dinero mantener; hay centros comerciales, que son edificios enormes con muchos locales de ropa, zapatos, restaurantes, discos, libros, mascotas y todo lo que puedas “necesitar”. Tienen aire acondicionado y muchas familias van ahí sólo por el placer de pasear, mirar y decidir que todo lo que ven exhibido es necesario para ser felices, entonces a redoblar esfuerzos y trabajar más… Es un círculo vicioso ¿sabes?
¿Recuerdas que, según contaba mamá, siempre les decías que durmieran temprano para madrugar y aprovechar el día? Pues ahora pocas personas duermen antes de las 12 de la noche. Yo misma salgo de trabajar a esa hora muchas veces (No te preocupes abuela, es un trabajo decente).
La televisión es otro cuento. Tú conociste sus inicios y ahora es algo que no puedes imaginar… Pasan programas de todo tipo, la mayoría vacíos, insulsos, groseros, pero se consumen y tienen éxito y entonces los dueños de las televisoras producen más y más. Ya se dicen insultos en la televisión, hay un sistema que pagas adicionalmente y tienes muchos canales diferentes, en los que puedes ver desde caricaturas hasta pornografía ¡las 24 horas del día! (Luego te cuento qué es la pornografía, digo, porque creo que en tu tiempo había, pero no estoy segura de que se le nombrara así).
Abuela, no quiero saturarte ni asustarte y como ya se me hizo tardísimo para pasar a recoger la ropa a la lavandería, ir por comida al supermercado (luego te explico esto), llevar el auto a lavar y entrar puntual mi trabajo, te dejo… Otro día te sigo poniendo al día  y te cuento sobre una campaña televisiva que se llama “Todo es mejor en familia”, ya te contaré de que se trata. Besos abuela.

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